Envío esta carta un martes aunque me había propuesto enviar los lunes. No me preocupo porque no pasa nada, sé que igual estoy enviando, y un día no hace mucho la diferencia. Y en general, he aprendido que suele ser así con -casi- todo.
No alcanzar las metas que nos proponemos nos va a invitar a mirar hacia adentro y preguntarnos ¿qué está pasando? ¿qué es necesario desbloquear? Y en el proceso de encontrar las respuestas, toca ser pacientes y suaves con nosotras mismas. Porque ser duras solo nos puede llevar al callejón de la culpa y el resentimiento hacia nuestros deseos y aspiraciones.
Toca ser compasivas, tanto en el proceso de crear, como en el de crearnos.
Este año, me compré una agenda para organizarme, y les mentiría si les digo que la he estado usando a diario. La semana pasada, incluso, no la utilicé ni un solo día. La culpa de haber comprado algo para organizarme y no andar flotando por la vida, no usarlo, y efectivamente sentir que estaba flotando por la vida, me invadió. Y por un segundo pensé que no soy capaz de ordenarme, y que iba a volver a fallar al emprender, como ya me ha sucedido en el pasado, justamente por no tener claras mis tareas del día.
Culpa, miedo y desesperanza llenaban mi vaso. La tentación de empezar transitar el espiral de negatividad que acompaña a estas emociones, iba tocando la puerta. Toc. Toc. Tristeza. ¿Por qué soy así? ¿Será que esto tampoco funcionará? Toc toc.
Pero este año, no es como aquella primera vez emprendiendo. Tengo herramientas para cerrar la puerta con candado, cadenas y muebles. Observar las emociones de lejos, por la ventana, pero sin dejarlas pasar.
En su lugar, me puse a escribir, volví a colocar la agenda a la vista y abierta en mi escritorio, y pensé: mañana la uso, no pasa nada.
En todo proceso se necesita compasión para seguir intentando aunque “fallemos” día tras día. Sin compasión nacen los sueños abandonados. Sin compasión la disciplina ni siquiera llega a tocar el timbre de nuestra casa. Sin compasión, el rendirse a mitad de camino es más sencillo que tomar un descanso y seguir caminando. Sin compasión, no podemos construir constancia. Y la autocompasión, será el ingrediente principal de nuestra resiliencia.
Se trata de ser amables con nosotras, ser mano amiga de nuestra existencia. Ser abrazo y no castigo. Adoptar esta práctica me ha tomado 24 años de mi vida, y aún así sigo recordando, tras cada golpe, que hay que llorar un ratito, y limpiarnos la herida con suavidad y ternura.
Si hoy no lograste levantarte temprano como quisiste, prueba de nuevo mañana. Si querías empezar a hacer deporte y hoy no te paraste de la cama, tranquila, mañana lo vuelves a intentar; e incluso, quizás lo que te impide despertar es simplemente un cuerpo cansado. Mirar hacia adentro, comprenderte y aceptarte para intentarlo de nuevo. Solo tú sabes lo que ocurre por dentro, y solo tú puedes explorar los misterios detrás de cada intento.
Si bien no he logrado integrar la agenda en mi rutina de productividad, por otro lado, me he estado despertando a tiempo estos últimos días, que es algo con lo que batallo desde hace muchos años. Incluso si un día dormía de más, me ha ayudado abrazarme, entender que estaba cansada, y empezar mi día, sea la hora que sea.
La autocompasión me ha abierto las puertas de la constancia y del autoconocimiento: cada intento fallido, visto desde el aprendizaje, me indica heridas por sanar y patrones de pensamiento que me impiden lograr aquello que deseo. Por ejemplo, no ser constante publicando contenido, me indica que existe un bloqueo, y es mi deber averiguar de qué se trata: ¿es que no tengo el hábito integrado? ¿o hay algún miedo en el fondo? ¿es falta de organización, o que el formato no es sencillo para mi y quizás deba explorar otro?
Sin apuro, sin culpa, con mucha curiosidad y amabilidad: aventurarnos a explorar y seguir caminando.
Bitácora de Viaje
Enviando un Martes porque ando llenando el pozo creativo los fines de semana, y trabajando en las tarjetas de San Valentín en la semana, producto que lanzaré este 05 de Febrero. Es mi primer lanzamiento -y mi primer producto como poetaviajera- después de 2 años de la primera tarjeta que hice, y ha sido una idea que quería traer a la vida todo este tiempo; no solo la tarjeta sino también una pagina web, y hacer un lanzamiento como se debe. Ya casi esta todo listo, y me emociona que puedan tener el producto en sus manos.
En todo este proceso, la compasión me ha acompañado cada día, en cada momento, ayudándome a enfrentar miedos, autosabotajes, dudas e inseguridades. Es lo que me ha permitido seguir en todo este proceso. Pero cuéntenme ustedes, ¿practican la autocompasión? ¿les cuesta? ¿es algo nuevo para ustedes? Como siempre, los leo con mucho cariño.
Les mando un abrazo enorme y espero este antídoto aliviane su viaje como lo ha hecho con el mío. Besooooo!
Hermosas palabras y lecciones clave, Gaby. Acompañarnos siempre, observar esos intentos fallidos y verlos como una oportunidad más para aprender, para refinarnos...
Felicidades por sacar esas tarjetas de San Valentín, otra idea traída a tierra - creo que no hay mayor satisfacción para mí - no importa el cuando, respetando nuestros ritmos pero siempre de frente.
Un besazo!
Ame x 1000! una lección, un recordatorio y una invitación. Gracias Gaby y Felicitaciones por las tarjetas y los nuevos proyectos que estás bajando a tierra. Sigue creando!