29 de Julio. 1pm.
He intentado poner lo que he sentido estas últimas semanas en palabras. Ha sido el proceso de alcanzar por primera vez una meta muy esperada, y sentir que me estoy convirtiendo en lo que siempre soñé.
Han sido semanas de volverme a conocer.
Deshacerme, volverme arena y reconstruirme desde cero.
Olvidar y recordar todo eso que aprendí en el camino hasta aquí.
Tengo mala memoria. Es algo que siempre me repito. Se me hizo fácil olvidar las lecciones que necesité para llegar hasta aquí. Supongo que con el tiempo y las caídas una recuerda e integra: olvidé el porqué me comparto. Se reinició mi sistema, para habitar mi nueva identidad: esa que siempre soñé y vi de lejos, que traía dentro pero nadie más la veía.
Estuve en silencio, observando y observándome. Como parte del ritual de renacimiento, había que recapitular miedos, porque sí, soy una persona muy miedosa. Insegura y si le doy rienda suelta a mi mente, puedo ser muy catastrófica. Volver a ver la sombra para abrazarla desde la luz. No ha sido fácil, pero gracias a mis amigas y amigos artistas, he podido volver al centro. Les agradezco infinito por acompañarme en este paseo. Con calma, con todo lo que tenía que decir dicho: conversaciones sobre mis miedos, temores, incomodidades y recalibrar esta identidad, saberme en una nueva realidad.
Los sueños de hoy son primos de los sueños de ayer, parecidos en concepto distintos en esencia. Seguridad retomamos.
Quería también compartirles que no estuve escribiendo. Parte de renacer para mi, fue dejarme ser. Algunos hábitos cayeron, como la escritura: me llene la boca de excusas de tiempo y cansancio, mientras que la verdadera y única razón para alejarme de algo que amo tanto fue el miedo. Miedo a verme y no reconocer quién escribe en el papel.
Realmente por un segundo, no tuve nada que decir. Así que me deje ser: no escribí hasta que mi cuerpo me lo pidió: las ideas se acumulaban en la mente y el mareo volvió. Esos son mis síntomas cuando dejo de escribir: palabras acumuladas en el entrecejo. Hubieron días en los que escribí, otros no. Pero no me obligué a hacerlo. Momentos turbulentos ameritan no juzgarnos en exceso y entender nuestros ritmos.
Pero algo que retomé, en momentos en los que las palabras fallan y no entiendo que me sucede fue la fotografía. Querida y amada fotografía.
Las fotografías pueden ser poemas en sí mismos. Capturan las emociones de lo observado. Sensaciones difíciles de comunicar con el arte de la palabra. Expresión sin decir y solo con sentir, esa es la fotografía para mi. Tampoco se trata de lo que se fotografía, sino del cómo y qué te genera la imagen.
Así que, como parte de esta bitácora, les comparto las fotografías de estas últimas semanas, quizás ellas expresen mejor lo que he estado viviendo.
Bitácora de Viaje
Esta carta ha tomado su tiempo en gestarse. Pero estoy volviendo. Te mando un abrazo enorme, con un recordatorio de abrazar cada una de tus etapas con amor, compasión y paciencia🤍
¿Ustedes cómo han estado? ¡Ya somos 500 en esta newsletter! Y vaya si ha cambiado la plataforma, tiene un nuevo look, verdad? Nos renovamos💌
Hay temporadas para todo. Qué bueno que hayas decidido volver :)
Gracias por la sinceridad de tus letras. 🤍