Me cansé de desearme diferente
Me cansé de ser mi enemiga
Hoy soy mi consuelo
Me negué por muchos años por miedo a no encajar: escondiendo mi pasión por la escritura y la poesía por temor a que sonara “cursi”. O cuando me quedaba mirando a través de mi ventana, y empezaba a fantasear sobre la belleza de las cosas simples de la vida; pero jamás expresé esa perspectiva por miedo a nuevamente a sonar demasiado romántica, demasiado sensible o cursi.
Me negué por muchos años por miedo a no encajar, por miedo al rechazo; solo para descubrir que la verdadera condena es rechazar-me, rechazar-nos. Y eso, de manera contraproducente, fue exactamente la razón que me llevó a sentirme sola y aislada, diferente e incomprendida. Porque verás, al rechazarnos, pensé hoy más temprano, estamos dejando de ser auténticos: nos escondemos, nos achicamos, por miedo a las repercusiones que puede tener ser nosotros mismos.
Al no ser auténticos, nos alejamos de la honestidad, y eso es exactamente lo que emanamos al relacionarnos: energía sintética y forzada, temerosa y pequeña. Nos achicamos. Eso, creo yo, es precisamente lo que genera la ausencia de conexión y por ende, el rechazo.
Al no habitarnos desde nuestra esencia, a su vez, terminamos rodeándonos de personas que no se alinean con nuestros intereses más puros y sinceros, esos que nos llenan el corazón y hacen que la vida valga la pena. O por el contrario, nos juntamos con seres parecidos pero que también se esconden. Entonces, cuando decides compartirte, abrirte y ser vulnerable, es posible que algunos no te entiendan; y una vez más, nos sentimos alienados de nuestro entorno, incomprendidos y ajenos. Agentes solitarios, planetas olvidados. O por el contrario, puede que logremos abrir un portal de vulnerabilidad que invita a todos los que te rodean a aceptarse y amarse tal cual son.
Piénsalo, las personas más cercanas a ti te aman porque eres tú mismo con ellos. La vulnerabilidad sana la distancia entre nosotros y nuestro entorno, entre el yo y el nosotros. Si quieres sentirte parte, debes atreverte a ser tú mismo, compartir tus gustos, aficiones y opiniones, hablar tu verdad; y así el mensaje llegará a los oídos correctos, a quienes hablan tu mismo idioma, a quienes sin intentarlo, te entenderán. O incluso tu mensaje, logrará transformar a quienes siguen temerosos.
Solía tener mucho miedo de escribir y que nadie me entienda; de escribir y aún así sentirme cursi; pero no fue hasta que me atreví a actuar desde mi esencia, que he conocido a más escritoras, sensibles y profundas, hermosas y llenas de sabiduría. Y todas compartimos esta mirada reflexiva sobre la vida, el ver más allá de lo que vemos, en la búsqueda de la solitud para la introspección, y en ese fuego ardiente que nos impulsa a compartir. También he conocido a los artistas, seres sensibles y creativos que crean desde el sentir. Para nosotros, la vida no pasa y ya, pasa, destruye y construye todo a nuestro alrededor, nos inunda y nos revive; solo para irnos a dormir y volver a repetirlo todo de nuevo el día siguiente.
Abrazar mi sensibilidad me ha permitido conectar con fluidez con personas afines, incluso cercanas y a quienes ya conocía, y mientras más me zambullo en el arte, más me siento comprendida, y más logro comprender. Y es que empiezo a pensar que sentir mucho es una habilidad, así como tener habilidad con los números o con las ciencias. Solo que la disciplina a la que debemos desembocar nosotros los seres que sentimos mucho, es el arte; es el crear desde el sentir profundo, hacer algo con todo eso que sentimos e imaginamos, porque mientras menos creamos y más lo embotellamos, más nos desborda y nos inquieta.
He vivido tanto tiempo dándome la espalda que hoy, quiero ser mi aliada. Quiero hacerme la existencia ligera, porque la vida -más allá de lo que hagamos- suele presentarnos retos por sí sola. No quiero ser yo quien dificulte más mi cotidianidad.
He vivido tanto tiempo negándome, deseándome diferente, que hoy por hoy, deseo habitarme desde mi naturaleza: amarme tal cual soy y que esa sea mi fortaleza. Vivir esta experiencia terrenal desde lo que soy, sin forzarme ni juzgarme; y al contrario, usarlo a mi favor.
La siento como una filosofía, un concepto que quería profundizar y hoy les quiero compartir:
Habitarme desde mi naturaleza es:
Respetar mis deseos
Honrar mis talentos
Hablar mis mensajes
Sentir mis emocionesIrme cuando me canso
Descansar si ya no puedo
Llorar si lo necesito
Celebrar con un gustitoEngreir-me
Cuidar-me
Escuchar-me
Salvar-meNo rendirme
No dejarme
No ignorarmeAceptarme
Esperarme
Quererme
Es ser tu aliada y jamás tu enemiga. Amarte primero and the rest will follow.
Una vez más, gracias por leer y compartir conmigo estos pensamientos. Amo leerlooooosssss y saber qué movió dentro suyo estas palabras; para ustedes qué significa habitarse desde su naturaleza? que es eso que desea salir a la luz pero siempre les ha dado vergüenza mostrar? resonaron? les despertó una memoria? una idea? Los leo y les mando un abrazo inmenso.
Me siento tan identificada con cada una de tus palabras. Que bello que te permitas ser autentica y que cada vez seamos mas personas las que nos atrevemos a ser con vulnerabilidad y libertad.
Demasiado lindo 🥰