La incomodidad como guía
¿Dónde hay que hacer ajustes? ¿Qué te quiere decir esa piedra en tu zapato?
12.01.25
Desde que volví de viaje he estado incómoda con la vida en ciudad. En el Valle el tiempo pasaba más lento, y de vacaciones nadie me molestaba. De vuelta, todos necesitan un bocado de mi cabeza, una cotización, un trabajo, tengo pendientes de aquí hasta fines de marzo. Por un lado, me siento profundamente agradecida de trabajar de lo que me gusta. Por otro lado y con el mismo peso, me pregunto por qué debemos de trabajar todo el tiempo. Siempre en movimiento. Siempre mejorando. Avanzando, porque si te atreves a quedarte quieta, nadie te acompaña, ni si quiera el tiempo.
Intento diseccionar esa incomodidad: de dónde viene, qué es lo que me invita a cambiar. Dónde está eso que me está sujetando y no me permite avanzar. Qué es lo que me está deteniendo. Inspeccionar a detalle mis pensamientos, para saber dónde es que se encuentra la traba.
Pienso y tengo varias teorías, la primera es que a nadie le gusta trabajar. Pero sé que de esa no podemos escapar, así que observo mi rutina. ¿Qué estoy haciendo con mi tiempo? ¿Qué es lo que realmente quiero hacer? Pienso que me encantaría solo escribir y leer tranquila. Mis días en Cusco fueron lentos y con tiempo para mis hobbies. Y eso es lo que anhelo: tiempo de calma, y tiempo de creación.
La incomodidad, para mi, es una brújula. Me indica que algo en mi rutina, o en mi sistema, no está funcionando con fluidez. Es como un dolor corporal, pero para el espíritu. La incomodidad nos indica que hay un dolor y nos invita a solucionarlo.
Así que la pregunta es ¿como hago más apacible mi existencia? ¿qué es lo que me está incomodando? ¿cuál es la piedra en mi zapato? Y siento que son mis hábitos y mis rutinas, que no están contemplando la creación lenta y libre en mi cotidiano.
Para bien o para mal, no soy una persona que soporta la vida en automático. Sin pensar demasiado y trabajando en un bucle interminable hasta el fin de semana o hasta mis próximas vacaciones. Al contrario, mis días tienen que tener sentido, y tienen que llenar mi espíritu, sino, todo lo demás se desmorona: la voz de la intuición se hace débil, y la energía vital no se recarga. Mis proyectos pierden momentum, y así, al ser emprendedora, la energía que le pongo a mi trabajo sale de a poquitos, y eso impacta en los resultados. Fotografías sin amor, diseño sin sentido. Para bien o para mal, si no me cuido, mis proyectos se caen.
La incomodidad me muestra donde hay una fuga. Donde hay que ajustar la tuerca. Qué es lo siguiente que debo implementar. Ahora me pide a gritos una rutina creativa. Una rutina que me permita ir lento. Y si me respeto lo suficiente, cumpliré con mis deseos. Si no, seguiré ignorando la voz de la incomodidad, y mis días no estarán completos.
-poetaviajera
Bitácora de Viaje
¿Qué te pide hoy la incomodidad? Viajemos hacia adentro, uuuunaa veeez más. ¿Te guías de tu incomodidad? ¿Hacía donde te ha llevado? Te leo con mucha curiosidad!