Releyendo viejas bitácoras, encontré el poema de hace 2 navidades. “Navidad no es más”, la llamé, describiendo todo lo que era y ya no es, los cambios que la vida genera y se ven con claridad en estas épocas: familiares lejanos, familias separadas, crisis económicas, relaciones deterioradas.
Hoy lo releo y me abrazo. En el escrito veo a una niña triste, duelando lo que solía ser la Navidad para ella. Sin dejar ir y mucho menos aceptar el cambio. Creo que ambos, hoy, coexisten en mí: añoro a la familia enorme de 20 personas que se juntaba el 24, los regalos de cada familiar y los regalos enormes que solía recibir. Muchos primos se fueron del país y me tocó quedarme y presenciar su ausencia.
Hoy, me alegro de poder presenciar la evolución de cada uno. Creo que hoy, veo el vaso medio lleno.
Y le diría a mi yo de hace 2 años que está bien: está bien estar triste, está bien no conectar con todo el marketing de alegría asociado a la fecha, está bien extrañar -porque significa que te importa- y está bien añorar el pasado: volver a sentir las luces de navidad con la misma ilusión que cuando tenía 5, tener un árbol de navidad tan grande que oscurecía la sala del departamento en el que los 5 vivíamos, sentir que la tienda de adornos navideños era una fábrica donde quizás santa sí existía, preparar la cena por la mañana porque por la tarde debías estar lista para la misa de las 7 el 24 de diciembre.
Hoy caminaba y lo recordé todo, imposible evitar que una lágrima se escape de mis ojos. “Es la ilusión que con los años dejé ir” pensé.
Después de permitirme extrañar, hoy me alisto para ir a hacer las compras navideñas. Porque ahora, no solo recibo, me toca dar. Y creo que con la misma ilusión que cuando era pequeña, me emociona pensar que quizás es otro tipo de amor el que me toca generar ahora en mi adultez. Y que quizá, puedo llegar a disfrutar más: sentarme a inspeccionar con lupa a mi familia e intentar averiguar cuál puede ser un regalo que les despierte una sonrisa. También estoy preparando tarjetas navideñas con un mensaje para cada uno: así regalo palabras y sentir. Y eso, me genera mucha ilusión.
Hoy sé que estas fechas son lo que tú quieres que sean. Está bien añorar, está bien duelar. Me doy el permiso de sentir, incluso de llorar; pero hoy sé que depende de mi hacer la fecha especial, para mi y para quienes me rodean (independientemente de quienes sean).
Tengo el privilegio de amar a mi familia, que la tristeza tenga el origen en no poderlos tener cerca. Hoy, las primas que estaban en el extranjero vienen de visita, y la casa se llena un poquito más. He decidido que les voy a cocinar un postre (aunque no suela cocinar), y así, hacer un poco más especial esta fecha. El año pasado, armé una playlist de mis canciones favoritas navideñas como herramienta para combatir la melancolía que me visita en la fecha. Mañana Domingo, la volveré a escuchar mientras envuelvo los regalos que compraré y las cartas que escribiré.
Porque recordemos que todo depende de cómo lo miremos, y nos toca crear ese ambiente festivo que de niñas vivimos con ilusión.
Hay una belleza en el poder del enfoque, de sabernos creativas y creadoras de nuestra realidad. Si algo añoras de fechas pasadas, te invito a retomarlas y hacerlas tú. O ver la forma de darle la vuelta a una tradición perdida. Y si eres tú quien esta lejos de la reunión familiar, te invito a crear un ambiente que te llene de paz y armonía, quizás ser tú quien agende la videollamada en la víspera, con un vino o un té en mano, unas velas y música que te encante. Pienso también en las personas que quizás lo vayan a pasar solas, y se me ocurre que puedes armarte una navidad ideal para ti. ¿Qué te haría sentir festivo? ¿qué puedes hacer para disfrutar tu noche? Quizás planear tu cena con antelación, con una comida que te fascine (no tiene que ser festiva), quizá preparar tu noche de películas navideñas, o quizás ir viendo con qué amistad te puedes juntar para celebrar esta fecha.
Hace 2 años añoraba el sabor a Diciembre, hoy, he decidido cocinar.
Navidad no es más, ni será, porque hoy entiendo que vivimos en cambio constante, que me toca sentir la nostalgia y dejarla pasar; brisa, mueve las nubes de melancolía y hazme ver el sol, que a todo momento de tristeza le siga de un momento de paz.
El Lunes es Navidad, así que la carta sale antes. Les deseo mucho amor, paz y presencia. Y deseo que jamás perdamos el poder de crear ilusión en nuestras vidas, por más que los años pasen y nos tienten a cambiar. Me voy a comprar los regalos, caminando porque sé que la ciudad está inundada de tráfico, y tranquila porque la paz habita en mi.
Fechas veloces, corazones tranquilos. Te mando un abrazo enorme, y felices fiestas! Independientemente de tu situación 🤍 Que el universo te abrace y te acompañe.
Asi eś Gaby, corazón tranquilo cuando todo se mueve. Que bonita carta, ver la compasión que tienes contigo misma es inspirador.
Un abrazo tocaya ♡ tu escrito me llegó al corazón!