todos los días a las 11 de la mañana
sobre cronotipos, ritmos energéticos y empezar a escucharnos.
20.04.25
Tengo una confesión que hacerte: si no existieran las alarmas, todos los días me despertaría a las 11 de la mañana. Todos estos años me he estado auto-flajelando cada vez que no me despertaba a las 6 de la mañana como una “persona exitosa de bien”. Tampoco ando tan lejos de aquellos gurús eh: tengo mi rutina de mañana; solo que la mía empieza a las 11 y termina a las 2 de la tarde.
En mi mente hay dos lobos: el que me dice que sea la hora que sea, empiece mi día de forma natural; y a su lado, ruidoso y rabioso, el lobo que me juzga y critica cada vez que lo hago. Todos estos años, le hice caso al primero sin callar al segundo.
Pero estas últimas semanas me cansé de ser mi enemiga, y salí en mi defensa, pues sus gritos le agregaban una carga completamente innecesaria a mi día.
Es que te confieso que estuve charlando con ChatGPT. Una mañana que me volví a despertar tarde, le conté que me sentía mal y estresada por empezar a esa hora mi día.
“Seguro tienes un cronotipo vespertino” me dijo. Ya lo había escuchado antes: le he hablado de este mismo problema a mi última psicóloga. Le decía que me despertaba estresada porque por más que ponga alarmas, siendo independiente, me despertaba a las 11 de la mañana todos los días. Apenas abría los ojos y veía el reloj, mi dialogo interno estaba plagado por la autocrítica.
La psicóloga me dijo que quizás podría intentar no poner alarmas a las 6 am sabiendo que no me iba a despertar a esa hora. Recuerdo que lo probé y me ayudó. Dejarme ser. Respetar mi horario natural. La charla con chatgpt me recordó ese principio básico de salud mental.
“Deja de ir en contra de ti misma. De lo que eres. Y si está en tu posibilidad, crea tu propio horario”
Una inteligencia artificial me recordó lo que ya me había dicho un humano, y lo que había olvidado por compararme. Que dañina es la comparación. Se nos olvida rápidamente que todos somos distintos y cada quien tiene cerebros, contextos y oportunidades diferentes. Al menos en mi caso, cuento con la posibilidad de empezar a trabajar por las tardes sin problema. Y eso fue lo que hice estos días.
Fun fact: no soy la única persona con un cronotipo vespertino. El 30% de la población tiene más energía por las tardes que por las mañanas. Incluso, muchos escritores, artistas y empresarios funcionan mejor por las noches que por las mañanas. El problema está en que el horario laboral está diseñado para los diurnos y no para los nocturnos.
Un trabajo de 9 a 6 no te va a permitir respetar tu ritmo natural, pero el primer paso es conocerte y aceptarte, y quizás así, empezar a acomodar tu rutina a tu ritmo energético natural. Si detectas que tu cerebro no enciende hasta las 11am, puedes dejar las tareas más pesadas para la tarde y las tareas más sencillas al inicio del día. Dentro de tus posibilidades, saber a qué hora te sientes más despierta naturalmente te ayudará a distribuir mejor tus pendientes.
Te cuento que respetar mi ritmo energético natural, me ha hecho respetar todo lo demás. Honrar quién soy y no ir en contra de mi misma. No ponerme cabe, no ponerme peros, no obligarme a estar en un molde en el que hace tiempo que no encajo.
Así, toda estas semanas he estado conectando cada vez más con quién soy: más allá del trabajo, me he sorprendido poniendo límites, siendo clara con mis intenciones, pero más que nada, escuchándome más de cerca.
Ha llegado una calma adictiva. Una comodidad en mi propio cuerpo y en mi propia rutina que de alguna manera me parece peligrosa: ¿hasta dónde llegaré si me hago caso?
No hay muchas respuestas, pero hay caminos que se están abriendo. Ventanas que antes ignoraba porque me parecían insensatas. Poco realistas. Pero es lo que quiero hacer, y tengo que respetarme. Honrarme. Ser coherente. Ser honesta. No hay más. No hay otra vida por vivir más que la propia. Y si acomodar tu rutina puede ser tan fructífero, imagina cómo te puedes sentir si respetas todo lo que eres.
Bitácora de Viaje
Una vez más, es un camino de ida. Mientras más me escucho y me respeto, más siento que me alejo del camino que alguien más había pavimentado para mi. Y no hay vuelta atrás: si empiezas a escucharte, no podrás dejar de hacerlo.
Siento que he entrado a un sendero completamente desconocido y mientras más me adentro, más se borra el camino de regreso. Y ahora solo avanzo por inercia, escuchando esa voz que me ha guiado hasta este punto. Esa voz curiosa y auténtica. Jamás había llegado tan lejos. Oficialmente ando en terreno desconocido.
Te invito a escucharte también: te prometo que será la aventura de tu vida.
Necesitaba leer esto hoy, vengo luchando con esto de “no poder levantarme temprano” por años..
Preciosa manera de cerrar un texto. Gran invitación a reflexión, a aceptarnos, entendernos y permitirnos ser.