Vientos divinos y ciudades danzantes
El movimiento como herramienta en el proceso creativo
Si estas buscando una nueva herramienta para tu proceso creativo aquí la tienes: empieza a moverte.
En el hemisferio sur viene siendo uno de los veranos más calurosos alguna vez registrados. Como en todo el planeta, no dejamos de escuchar estas cifras que se superan a si mismas año tras año. Al menos en Lima, no solemos tener temperaturas tan altas, ni en verano ni en invierno, por lo que nuestra vivienda no cuenta con calefacción ni aire acondicionado (como en otros países podría ser común), así que: las ventanas no se cierran, al menos no este verano. En Lima, ciudad capital y cúspide de la tecnología en el país, andamos a la merced de la naturaleza.
Las ventanas no se cierran, y varias veces al día logro entender a nuestras civilizaciones pasadas: un viento que entra por la ventana, en el momento correcto, se siente como un milagro, y no me queda más opción que agradecerle. Yo también adoraría al dios del viento y le construiría templos. Los sacrificios serían ventiladores viejos y musculosas: “solo tú nos puedes refrescar” sería el mensaje.
Las ventanas no se cierran, y por eso, amanezco con el ruido de la ciudad como alarma por las mañanas. No me molesta, pues por un segundo me transporta a otra ciudad que tiene una melodía, una orquesta, parecida: Buenos Aires. El ruido de la calle, los autos, las construcciones, los motores de los camiones y las motocicletas, y el lejano cantar del metro y su baile con los rieles, andando a toda velocidad.
Son un contraste, los días lunes, pues los domingos solo se logra escuchar el concierto natural de los pájaros. Ando curiosa por saber el nombre de cada especie y cada canto. Sé que hay unos que parecen cuervos, y he visto otros pequeños pájaros azules con pecho gris, y otros amarillos. Aún no sé qué melodía le corresponde a cada quien.
El viento corre, el tren avanza, y los pájaros vuelan, ellos en movimiento, mientras yo, quieta, los observo y los escucho. Suelo habitar la quietud, suelo habitar mi cabeza. Y estos días he estado buscando liberarme de este estado que adoro, pero en el cual no puedo vivir por siempre. Para inspirarme es ideal, para actuar, no tanto.
He notado que me cuesta tomar acción. Moverme. Salir del estado estático del pensamiento para alcanzar el flow de la creación. Me mantengo mucho tiempo marinando las ideas, pero no armando la ensalada. Y así no se logra disfrutar de ninguna cena.
Nuestra querida Julia Cameron, en el último capítulo de nuestra biblia (El Camino del Artista), nos habla justamente del ejercicio como herramienta para la creatividad.
Poner en pausa a la mente y volver al cuerpo nos permite hacer nuevas conexiones, e incluso, que ideas nuevas logren entrar en nuestro radar. No es casualidad que caminar sea tan recomendado para resolver dramas mentales o acertijos creativos.
Volver al cuerpo y apagar la mente. Volver al presente y danzar con él.
Como muchos creativos, me encanta la calma y la quietud, el poder admirar los paisajes y dejar que la inspiración del universo llegue a mi. Pero en el proceso de crear, de accionar, noté que me cuesta empezar. Ando analizando motivos más profundos sobre esta resistencia, pero por mientras, pensé que si quiero accionar, debo actuar más. Moverme.
En búsqueda de incorporar movimiento en mi vida, me inscribí al gimnasio. Créeme que por un segundo, estuve en contra: prefiero hacer ejercicio al aire libre, nadar, caminar, incluso hacer trekking, pero me di cuenta que de todas formas, necesitaba fortalecer mis músculos (más allá del cerebro, que anda activo en exceso).
Pensé: si quiero ser artista toda la vida, tengo que poder moverme más allá de los 30, y al ritmo que voy (o al cuál no voy, porque no me muevo), me oxido el próximo año.
Déjenme decirles, como creativa sedentaria en recuperación, tras solo la primera semana de hacer ejercicio interdiario: lo recomiendo altamente. Fíjense que es verdad lo que dicen: el ejercicio es crucial para la salud mental. Sorprendente.
Ejercito por las mañanas, antes de trabajar. Y por eso ahora, cuando tengo que sentarme a trabajar y volver a la quietud, lo hago con placer pues mi cuerpo ya esta cansado, y las ideas surgen con tranquilidad y suavidad.
Durante los ejercicios, conecto con mi cuerpo y le doy espacio a las ideas a que se marinen solas, sin mi constante vigilancia. E incluso, hacer ejercicio es el mejor momento para ver ese video con información valiosa para tu trabajo, al contrario de verlo sentada por 1 hora, donde muchas veces terminamos distrayéndonos o cabeceando. Es el mejor momento para ponerte ese podcast que hace tiempo querías escuchar y verdaderamente escucharlo.
Como en la vida, el truco estará en el balance.
Ser como el viento: movernos por ráfagas y descansar por momentos. Ser como los pájaros: viajeros de los aires y cantores de las mañanas. Ser como la ciudad: en movimiento los lunes pero descansando los domingos.
Bitácora de Viaje
Exponerme a constante movimiento me ayuda a acostumbrarme a accionar. Dejar de sobrepensar y empezar. Les comentaba en la carta que ando explorando los motivos de la inacción, y ayer mientras caminaba pensando en sobre qué escribirles, pasó un señor en bicicleta hablando por teléfono: “Es parte de nuestra naturaleza como seres humanos”, me dijo con claridad mientras seguía su camino. Lo tomo como un mensaje del universo, y suelto la presión.
Sí, como seres humanos nos cuesta salir del estado de inercia, pero si no logramos movernos, no llegaremos a ningún lado, literalmente. Y en el camino de lograr habitar nuestros sueños, hay que empezar a andar.
Una pista: el motivo de la inacción suele ser el miedo. ¿Miedo a qué? Dependerá de cada persona. Este es el podcast que me ayudó a esclarecer esta interrogante. Hablo de los miedos porque nos abordan a todos, porque es parte de ser humanos. Desenmascararlos y superarnos es nuestra tarea.
Espero que estas herramientas los acompañen en el proceso creativo que es crear una vida a la medida, plena y llevadera. Los abrazo y me voy a caminar! Besoooo!
Toda la razón, Gabriela. El movimiento físico es esencial para el fluir de la mente. Yo (Marta) hago yoga cuando siento el cuerpo un poco rígido pero sobre todo cuando me desbordan las ideas. Es mágico. También pasear lo es para mí, idealmente en la naturaleza. También bailar. A Andreu le va súper bien escalar, se lo pasa como un niño.
En nuestra sociedad estamos dedicando demasiado tiempo y esfuerzo a actividades mentales. Necesitamos lo físico. Tocar la tierra, construir cosas, hacer "manualidades", crear... No solo por nuestro bienestar físico sino también por el mental.
La clave es encontrar algo que te fortalezca el cuerpo y te dé placer. Si has encontrado eso para ti, enhorabuena!
Muchas veces por una autopresión tengo ganas de no ir a entrenar para quedarme trabajando, a veces porque quiero avanzar, a veces porque estoy 'enfocado', a veces porque quiero ayudar. Ahí es cuando llega mi disciplina y mi otra voz a decirme 'nah, anda a entrenar, estás quemándote, suéltalo todo' y a regañadientes alisto mi mochila y dejo de pensar por dos horas que pasan como el viento.
Debo ser honesto, una parte de mí si pudiera se quedaría trabajando y avanzando como loquito; pero también soy consciente de que si quiero llegar a donde deseo debo darme el espacio para descansar y volver a intentar.