Volver a tus raíces
O enraizarte cada vez más. Por un año de seres inconformistas y creadores.
Y así como llegó, la primera semana del año terminó. Le hablaba al viento mientras caminaba (otra forma de decir que hablaba sola en voz alta por la calle) y pensaba en qué objetivos tengo para este año. En mi caso, he mantenido los mismos objetivos del año pasado. Y siento que de esa forma estoy aprovechando más la energía de Enero, el mes de los inicios, de la renovación, y para los que estamos en el hemisferio sur, del verano, el renacer, la energía y la vitalidad.
Estos días de Enero, el sol pinta más seguido nuestros cielos y le da profundidad a las calles. Pienso muy seguido en eso: vivo en Lima, ciudad que la mitad del año está nublada, con un cielo gris insípido y plano. Pero no solo es el cielo: este colchón de nubes actúa como difusor, y secuestra a las sombras marcadas y al color de la capital. A menos luz solar directa, los colores pierden vibración, pierden fuerza, vida. Y las sombras desaparecen, se escapan, dejando a las personas completamente solitarias.
No solo las personas se quedan sin su sombra, toda la ciudad pierde profundidad y el observar se vuelve plano, poco emocionante, sin alegría, y encamina la mente hacia la tristeza.
Es gracias a la luz que se genera la sombra, y solo su coexistir puede darle profundidad a nuestros paisajes.
La pandemia nos cambió la vida a todos en distinta medida; y estoy segura que no existe una sola alma que no haya experimentado un duelo mayor en estos años. Una perdida, un cambio, que nos llevó a habitar y explorar nuestras sombras, y cuestionar la manera en la que habíamos estado viviendo todo ese tiempo: quizás en piloto automático, quizás deseando experimentar otra realidad, quizás ignorando la voz de nuestros deseos, quizás observando metas lejanas que por un segundo creímos, no nos pertenecen.
Después de un par de años explorando e intentando comprender nuestras sombras, quizás, es hora de vivir en la luz por un momento; cosechando los frutos de nuestro amor. Los frutos de no dejarnos ir, de darnos la mano y ser nuestra propia medicina.
Al menos para mi, no soltarme me llevó por terapia, a talleres y cursos, y terminó desembocando en volver a mis raíces, en reconectar con aquello que me gustaba hacer en mi infancia: escribir un diario. Después de cambios en el ecosistema familiar y una mudanza, sentí que había perdido todo tipo de sentido. Me sentía flotando en el espacio, desorientada, perdida. Reconectar con el confort de la infancia fue la primera raíz con la que volví a conectar con mi ser. Ella me sujetó, y fue creciendo fuerte con el tiempo.
En tiempos de sombra, volver a tus raíces es volver a encontrar el compás que te señala el camino.
En tiempos de luz, ser tú con tu comunidad es compartir lo que aprendiste en el invierno. Y compartirnos, compartir lo que aprendemos, lo que sentimos, lo que observamos, hace que la luz se extienda por el campo de quienes nos rodean.
2024 pinta a ser luz -ojala así sea, pero si no, tampoco me quejo-. Cuento con herramientas para volver a mi, y siento mis raíces fuertes y profundas. No dudo que en algún otro momento de mi vida me tocará volver a cuestionar mi existencia, pero por ahora, toca actuar, toca ser, toca expresar. Y lo escribiré para ver si se cumple: este año toca llevar la revolución interna al exterior, a mis relaciones, a mi trabajo, a mis proyectos, a la forma en la que me muevo por la vida.
Cada año que pasa, observo que los seres humanos tendemos a volvernos más auténticos: a los 80 ya no nos importará el qué dirán, porque descubrimos lo mucho que a su vez, a nadie más le importa. Y me gusta soñar despierta e imaginar un mundo donde todos hacemos lo que realmente queremos, donde la tecnología solo reemplazará esos trabajos que nadie quiere hacer pero que son esenciales para el funcionamiento de la sociedad. Sueño sueño sueño, no hay nada malo en eso.
El otro día veía un video sobre el futuro y cómo pinta, y al menos el mensaje con el que me quedo es que el futuro es de quien lo puede imaginar. Si no lo puedes imaginar, no lo puedes crear.
No dudemos del poder de soñar. Soñar es imaginar e imaginar está un paso antes de la creación. El mundo nos necesita auténticos, únicos y vulnerables; apasionados por nuestros objetivos únicos y personales, creando una nueva realidad para nuestro entorno, desde la luz, pero abrazando nuestras sombras.
Espero que esta carta te anime a buscar acercarte cada vez más, paso a paso y a tu propio ritmo, a eso que realmente te hace emocionar, eso que le da sentido a tu existencia, sin perder un año más de tu vida tras bambalinas; como yo he hecho por tanto tiempo.
Gracias por leer y por estar en este espacio 💌 Les deseo fuerza, conexión y sabiduría, para escuchar los mensajes que el universo te quiere hacer llegar este año, en esta nueva vuelta al sol.
Como es arriba, es abajo, creo mucho en eso. Me compré una agenda para organizarme, y amo que me recuerda todos los días que estamos interconectados con la naturaleza, con el ambiente en el que vivimos. Te cuento que esa es otra meta: cada día intentar estar en sintonía con lo natural: el día, la noche, los astros, mis ciclos menstruales, mi cuerpo!
¿Ustedes que tal? ¿tienen metas, van a fluir con el año? ¿cómo los recibe este nuevo inicio? Los leo 🤍
Que bello escrito. Me tocó profundo. Como has dicho, este año toca poner afuera todo el trabajo interior que se ha venido haciendo. Gracias por compartir.
Mis metas este año va a ser no olvidarme: priorizarme y cuidarme. No hablarme mal cuando fallo, si no aprender de cada error. Mimarme cuando lleguen. Decir adiós al perfeccionismo y querer más, sobre todo a mi. No tengo que demostrarle nada nadie. Solo tengo que disfrutar. Disfrutar de la poesía del día a día, de la rutina elegida, de los paseos, de un buen libro o una serie a media noche. De cuidar a quien quiero y elegir bien con quien quiero compartir mis días. Llenarme de gente bonita.